Yo también estoy enojada. El malestar es un motor, el malestar nos protege del adormecimiento y el miedo, nos pone en movimiento. Que no nos engañen, intentan engañarnos todo el tiempo los señores del poder, esas caras invisibles y no tanto que controlan bancos, bolsas de valores, multinacionales, paraísos fiscales; los que construyen y retroalimentan las grandes mafias globales: narcotráfico, trata de personas, explotación sexual de mujeres y niños, fabricas de armas…
Mientras tanto de este lado del mundo los Estados y sus gobiernos nos hacen pagar esta crisis a la ciudadanía de a pie. Mientras tanto los pueblos del sur son arrasados por la miseria, el hambre, la expoliación de sus recursos naturales. Alabados sean el capitalismo global y el patriarcado. Ahora mismo diversas representaciones de la barbarie estallan como espectáculo mediático ante nuestros ojos: guerras, genocidios, feminicidios, ecocidios.
Es que parece una caricia del cinismo que el presidente Zapatero haya anunciado este
ajuste. ¿Por qué no tocó a las rentas altas, las fortunas, la Iglesia, el gasto militar, los privilegios de la clase política?
Atrincherarse en el pobre individualismo es un suicidio ético. Todo está conectado: ¿Cuál es mi grado de complicidad con esto que está sucediendo? ¿Qué hago para cambiar el estado de las cosas?
Graciela Atencio
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